El 30 de abril es la fecha en que México celebra y reconoce la importancia de la infancia en la sociedad, por lo que el Día del Niño no solo es una oportunidad para festejar a la niñez, sino que también invita a reflexionar y renovar el compromiso con su bienestar y salud, pues en México se padece una grave epidemia de obesidad que daña a uno de cada 4 niño o niña nacional.

En los últimos años, México se ha enfrentado a una situación alarmante respecto al sobrepeso y la obesidad infantil. De acuerdo con los datos más recientes obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2022), la prevalencia de esta enfermedad en niños de 5 a 11 años alcanzó el 37 por ciento, de los cuales el 19 por ciento viven con sobrepeso y el 18 por ciento con obesidad.

El análisis comparativo histórico del sobrepeso y la obesidad en niños y niñas de 5 a 11 años de edad a nivel nacional, muestra que el sobrepeso en la población infantil se ha mantenido alrededor del 20 por ciento en los últimos 10 años, mientras que la obesidad ha mostrado un significativo aumento del 4 por ciento, según Ensanut 2022, lo que refleja la urgente necesidad de abordar este problema de salud pública, que ha ubicado al país en el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, según Save the Children.

El sobrepeso y la obesidad infantil pueden llegar a tener consecuencias graves a largo plazo, ya que no solo afectan la salud de los niños en el presente, sino que también aumentan considerablemente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta. Entre estas enfermedades se incluyen la Diabetes Tipo 2, el hígado graso; enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial y los accidentes cerebrovasculares; trastornos respiratorios como el asma y problemas en los huesos, como la osteoartrosis, entre otros.

“Los niños que viven con sobrepeso u obesidad tienen mayor probabilidad de mantenerse así en la edad adulta debido a que los alimentos ingeridos y hábitos adquiridos en la infancia pueden tener un impacto duradero en el cuerpo. Nuestro organismo tiene memoria celular, lo que significa que las dietas ricas en grasas saturadas pueden dejar una huella en nuestras células a largo plazo, lo que influye de manera directa en cómo el cuerpo procesará los alimentos y almacenará la grasa en el futuro”, comentó Claudio Fiorentini, director médico de diabetes y obesidad en la farmacéutica Lilly.

 

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