Ante la alta dependencia que México tiene de la importación de materias primas agrícolas como maíz amarillo, sorgo y pasta de soya, entre otros, los organismos que organizan el Congreso Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados para Animales (CONAAL), confían en la ratificación de un acuerdo comercial que asegure el abasto estratégico de estos insumos para el sector agropecuario.

Al formar parte del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), la Asociación Mexicana de Productores de Alimentos (AMEPA), la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Consumo Animal (ANFACA) y el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal (CONAFAB), también trabajan para que las negociaciones del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) les garanticen el abasto de los principales insumos que importan.

Durante su participación en el Congreso Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados para Animales (CONAAL), el vicepresidente de Trading y consultor en administración de riesgos Stonex, Rodrigo Martínez puntualizó que si bien, existen áreas en las que México podría optar por incentivar la producción nacional para abastecer la demanda del mercado interno, los granos no son uno de ellos.

Datos del Anuario Estadístico de CONAFAB refieren que, en 2023, del consumo total de 23.2 millones de toneladas métricas que la industria de alimentos balanceados consumió de granos forrajeros, tuvo que importar el 63%; del volumen, de las cuales cerca de 14 millones de toneladas fueron de maíz amarillo.

En el caso de la producción agrícola nacional, Rodrigo Martínez apuntó que la sequía y falta de agua en las presas del país tienen un impacto directo en el potencial productivo, sobre todo donde están los principales productores de maíz, como Sinaloa.

Por su parte, el presidente de CONAFAB, José Luis Munguía subrayó que el alimento para animales en un eslabón fundamental en la cadena de valor de proteína animal. “La industria de alimentos balanceados contribuye fuertemente en la producción de alimentos a costos competitivos los cuales llegan día con día a la mesa de los hogares mexicanos”, dijo.

La labor de este sector posibilita que México avance para cubrir la demanda de carnes, leche y huevo. Por eso, agregó, “hemos dicho siempre que todo lo que sucede en esta industria tiene una repercusión importante en la cadena de valor que termina en la producción de alimentos para las personas. La seguridad alimentaria del país tiene mucho que ver con la situación de nuestras empresas y es necesario que tenga este reconocimiento tanto en el sector público como en el privado”.

En su oportunidad, el presidente del CNA, Jorge Esteve reiteró que la sequía prolongada afectó extensas regiones del país y provocó una reducción en la producción de cultivos esenciales para la industria de alimentos balanceados, como el maíz y el trigo.

“La producción de maíz disminuyó un 13.9%, al pasar de 27.5 a 23.7 millones de toneladas, mientras que la de trigo cayó un 24.1%, de 3.48 a 2.64 millones de toneladas”, dijo al destacar que también la inseguridad tiene un impacto negativo en el sector agroalimentario. El incremento de actividades delictivas en zonas rurales dificulta las labores agrícolas, las ganaderas y la distribución de productos agropecuarios.

El titular del CNA lamentó que la industria de alimentos balanceados tenga una limitada opción de reemplazo nacional de las materias primas que utiliza. En adición hay un potencial impacto del tipo de cambio.

Ante este escenario, llamó a las organizaciones del CONAAL a revisar y adecuar sus políticas de administración de riesgos, y aprovechar las oportunidades que puedan presentarse para el abasto de materias primas dentro o fuera del país.

 

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