A nivel mundial, el 70% de los casos de cáncer de ovario se diagnostican en etapas avanzadas. Esto se debe a que sus síntomas, como distensión abdominal, dolor pélvico, urgencia urinaria, náuseas y vómito, pueden confundirse con otras enfermedades.
En México, se registran cerca de 5,000 casos anuales de esta enfermedad oncológica, que es tres veces más letal que el cáncer de mama.

En el marco del Día Mundial del Cáncer de Ovario, el Dr. Pedro Ramírez, gineco-oncólogo y jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Houston Methodist, comparte los avances en el tratamiento de dicho cáncer, el Dr. Ramírez explica que actualmente se realiza un perfil molecular en los pacientes.

“Evaluamos los factores moleculares que impactan específicamente los tumores y buscamos receptores a ciertos medicamentos, lo que permite obtener mejores respuestas en comparación con la quimioterapia convencional. Ahora podemos usar tratamientos combinados o, en algunos casos, incluso optar por un tratamiento específico sin necesidad de quimioterapia. A esto lo llamamos medicina personalizada, y ha demostrado ofrecer resultados más favorables”.

Otra innovación es el análisis de células tumorales circulantes, que permite observar el ADN de las células malignas en el torrente sanguíneo. Esto facilita la detección de pacientes que podrían necesitar un tratamiento adicional después de la quimioterapia.

Evaluación de la eficacia de la cirugía mínimamente invasiva en cáncer de ovario
El Dr. Ramírez, explica también detalles sobre un estudio que   el impacto de la cirugía mínimamente invasiva (CMI) en comparación con el procedimiento abierto en cáncer epitelial de ovario.

“Comenzamos este estudio por varias razones. Cada vez que se implementa un tratamiento, idealmente queremos asegurarnos de que sea seguro para los pacientes y, en el mejor de los casos, que supere los resultados de los procedimientos previos”, explica el Dr. Pedro Ramírez.

Antes de esta investigación, el Dr. Ramírez y su equipo realizaron un estudio aleatorizado sobre la seguridad de la cirugía mínimamente invasiva en cáncer de cuello uterino en comparación con la cirugía abierta. Los resultados mostraron que la tasa de recurrencia en pacientes que se sometieron a cirugía mínimamente invasiva era cuatro veces mayor que en aquellas operadas con el procedimiento abierto.

“Este nuevo estudio surge por razones similares. En Estados Unidos, hay una creciente tendencia a realizar cirugía mínimamente invasiva para tratar el cáncer de ovario, sin contar con evidencia suficiente de que no representa un riesgo para la paciente o de que realmente sea una mejor opción”, señala el especialista.

En esta primera fase del estudio, que incluyó a 100 mujeres, se ha demostrado que la CMI es segura para pacientes con cáncer epitelial de ovario. Sin embargo, el Dr. Ramírez enfatiza que estos son resultados preliminares y que el objetivo es ampliar la investigación a más de 600 pacientes.

De acuerdo con el especialista, si se confirma que la cirugía abierta es más segura y efectiva, los médicos que actualmente practican la CMI deberían reconsiderar su enfoque y optar por el procedimiento tradicional.

“Para el cáncer de ovario avanzado, la mejor opción sigue siendo la cirugía abierta. Si una paciente se somete a una cirugía mínimamente invasiva, debe ser dentro de un estudio clínico y siempre acompañada de quimioterapia, según lo determine el oncólogo”, subraya el Dr. Ramírez.

Importancia de la detección temprana

Para el jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Houston Methodist, la detección temprana es clave en la lucha contra el cáncer de ovario.
“Desafortunadamente, la mayoría de las pacientes llegan en etapas avanzadas porque no existen pruebas de detección específicas, como ocurre con otros cánceres ginecológicos”, lamenta.

No obstante, se ha identificado que ciertas señales pueden alertar sobre la presencia de la enfermedad.

“Si bien el cáncer de ovario no tiene síntomas específicos, hemos observado que muchas pacientes diagnosticadas reportaron síntomas como dolor abdominal intermitente, distensión abdominal, náuseas o estreñimiento en los seis a nueve meses previos a su diagnóstico. Estos síntomas no deben ignorarse y requieren evaluación médica”.

El especialista recomienda que las mujeres mayores de 50 o 60 años que experimenten estos síntomas acudan a su médico para una evaluación exhaustiva, que incluya una tomografía abdominal y un ultrasonido.

Por último, el Dr. Ramírez subraya la importancia de la historia familiar: “Si una paciente tiene antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama en su madre o hermanas y presenta síntomas sospechosos, debe insistir en una evaluación completa, que incluya ultrasonido, tomografía y análisis de sangre, como el marcador CA-125, para descartar cualquier posibilidad de cáncer de ovario”.

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