La organización civil Mexicanos Primero presentó los resultados de un estudio que refleja la inequidad con la que millones de niñas, niños y jóvenes volverán a las aulas después de más de un año de encierro y aprendizaje a distancia, y advirtió que, si la autoridad educativa no hace algo por revertir el retraso en el aprendizaje, las consecuencias impactarán durante varios años.

En el estudio realizado con la colaboración del Centro de Estudios Educativos y Sociales y del Proyecto Medición Independiente de Aprendizajes participan 2,000 niñas, niños y jóvenes de entre 10 y 15 años. La investigación que aún se encuentra en marcha, explicó Jeny Farías, directora de Proyectos Especiales de Mexicanos Primero, busca mostrar la realidad de las barreras y las pérdidas que enfrentan niñas, niños y jóvenes, la disposición y limitaciones de sus familias y los retos que deberán atender sus docentes.

“En Mexicanos Primero decidimos hacer este estudio porque no existe evidencia actualizada, presentada a los ciudadanos, sobre lo que pasó con los alumnos en 14 meses”.

Felipe Hevia, director del Proyecto MIA, explicó que los primeros resultados reflejan que el 61.6 por ciento de las y los niños de 10 a 15 años no comprende un texto de cuarto grado de primaria, 41.8 por ciento no entiende un texto de segundo grado de primaria y el 14.8 por ciento no puede leer una historia.

Respecto al rezago en matemáticas, Hevia dijo que el 88.2 por ciento de las y los encuestados no pudo resolver un problema de tercero de primaria, 36.4 por ciento no completó de forma acertada restas simples, el 25.8 por ciento no pudo hacer sumas con acarreo y 96.5 por ciento no logró resolver adecuadamente una operación con fracciones.

Este rezago, dijo el también profesor e investigador de FLACSO, afecta a las y los niños de todas las edades, pone en riesgo su trayectoria escolar y la posibilidad de resolver problemas cotidianos.

El presidente ejecutivo de Mexicanos Primero, David Calderón, aseguró que la principal estrategia a distancia no funcionó, y la programación de “Aprende en Casa” fracasó como alternativa para las familias de menores recursos. Los apoyos no fueron suficientes ni focalizados. Así, los logros se debieron sobre todo a la iniciativa y esfuerzo de las familias, de las y los docentes y de las niñas, niños y jóvenes mismos.

Por ello, explicó, es indispensable exigir una acción decidida por parte de la autoridad para remontar la exclusión y la inequidad que se agravaron en estos 14 meses de cierre de escuelas. Y también, dijo, es importante ofrecer colaboración para las estrategias de la SEP federal y de las autoridades de cada estado, con vistas a una apertura que no sea oportunista ni endeble, sino segura y sustentable, para dar paso a un ciclo escolar de recuperación y reforzamiento.

“Lo que estos primeros resultados que la investigación nos muestran es que el derecho de toda una generación está, como nunca, en riesgo. Tenemos que ofrecerles, como país, como sociedad y gobierno, algo mejor”. Las exigencias que hacen a las autoridades educativas son 1) Asegurar participación para el regreso, 2) Destinar recursos para infraestructura, suministros y formación docente, reconexión de ausentes y ejecución de modelo híbrido. 3) Adoptar la Ruta Socioemocional. 4) Rediseñar todo el ciclo próximo como recuperación.

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