En caso de presentarse humo por madera quemada, especialmente el de los incendios forestales se requiere de tomar diversas medidas de seguridad de la salud.

Estos siniestros no solo arrasan con todo a su paso. Su humo contiene varios contaminantes que se sabe que afectan la salud, como el benceno, el formaldehído, la acroleína y los hidrocarburos aromáticos policíclicos.

Según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la mayor amenaza para la salud del humo son las diminutas partículas llamadas PM2.5, que son tan pequeñas que incluso las más grandes son 30 veces más delgadas que un cabello humano.

“El material particulado fino, o PM2.5, es uno de los contaminantes del aire más estudiados y un importante factor ambiental de riesgo para enfermedades cardiovasculares”, explica el Dr. Sadeer Al-Kindi, cardiólogo preventivo en Houston Methodist que investiga los efectos de la contaminación del aire en la salud.

“Una vez que se inhalan, estas partículas son tan pequeñas que no se quedan solo en los pulmones. Algunas pueden llegar al torrente sanguíneo y causar varios problemas de salud con el tiempo, como mayor riesgo de enfermedades cardíacas, inflamación sistémica, estrés oxidativo, cambios en el metabolismo de la glucosa y desarrollo de hipertensión”.

Lamentablemente, los incendios forestales no van a desaparecer, y la temporada, frecuencia y extensión de las áreas afectadas van en aumento debido al cambio climático. Aun así, hay cosas que puedes hacer para cuidar tu salud antes, durante y después de los incendios. El Dr. Al-Kindi compartió cinco consejos sobre seguridad en incendios forestales que pueden marcar la diferencia para tu bienestar.

En el estado de Querétaro, en lo que va del año, más de 3 mil hectáreas de bosques han sido afectadas por incendios forestales en distintas regiones de los municipios de Querétaro, Amealco, Landa y Huimilpan, entre las zonas más afectadas.

Los siniestros más severos se registraron en Amealco, donde el fuego consumió alrededor de 500 hectáreas, afectando a varias comunidades. También en Huimilpan y Landa de Matamoros, específicamente en la zona del Madroño, se reportaron más de mil hectáreas siniestradas.

Revise la calidad del aire en su zona: el Índice de Calidad del Aire (AQI) de Estados Unidos o el índice IMECA en México, son ejemplos de herramientas que informan sobre la calidad del aire exterior y la salud. Existen aplicaciones donde solo basta con ingresar tu código postal, ciudad o estado y obtendrás información básica sobre la calidad del aire en tu área, junto con recomendaciones según el nivel de preocupación y los tipos de partículas presentes.

“Tanto la exposición prolongada como la corta a partículas finas puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca, hospitalizaciones relacionadas y mortalidad”, afirma el Dr. Al-Kindi. “Esto puede suceder incluso en zonas con poca contaminación, así que revisar con frecuencia la calidad del aire en tu área, más allá de los incendios, puede ser clave para tu salud a largo plazo”.

Limite su tiempo al aire libre durante y después de los incendios: incluso cuando el humo desaparece, los incendios dejan mucha ceniza, que puede irritar sus ojos, nariz, piel y pulmones, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). La ceniza puede ser más peligrosa si el fuego también quemó estructuras, no solo árboles o materia orgánica. La ceniza húmeda incluso puede causar quemaduras químicas si entra en contacto directo con tu piel.

Además de revisar la calidad del aire, el Dr. Al-Kindi recomienda reducir al mínimo posible el tiempo al aire libre para evitar más exposición a la ceniza y las partículas contaminantes.

Use mascarilla o respirador al salir: las mascarillas quirúrgicas o de tela no bastan para proteger tus pulmones del material particulado”, comenta el Dr. Al-Kindi. “En el caso de los incendios forestales, los CDC recomiendan usar mascarillas N95 o respiradores P100”.

Conozca sus riesgos de salud y actúe en consecuencia: cualquiera puede verse afectado por el humo de los incendios y los contaminantes, pero hay ciertos grupos que corren más riesgo: niñas y niños, adolescentes, personas mayores, embarazadas, quienes trabajan al aire libre y quienes tienen enfermedades preexistentes como problemas pulmonares, cardíacos, asma, diabetes u obesidad.

Preste atención a nuevos síntomas o si empeoran los que ya tiene: si nota algún síntoma relacionado con la inhalación de humo —seas parte o no de un grupo sensible— es importante que busques atención médica en cuanto pueda. Algunos de los síntomas más comunes por inhalación de humo incluyen: Tos, Sibilancias, Ataques de asma, Ojos irritados o que pican, Opresión o dolor en el pecho, Latidos rápidos, Nariz que moquea, Garganta irritada, Mareos y Cansancio inusual.

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