El Informe “Situación México”, destaca que la actividad económica en el país se ha visto impactada por la incertidumbre que genera la imposición de aranceles en Estados Unidos, así como los cambios al poder judicial y la consolidación fiscal, que han propiciado una disminución en la inversión y un menor ritmo en el consumo, por lo que prevé una contracción del Producto interno Bruto (PIB) de -0.4% para el 2025 y estima una recuperación en el crecimiento económico de 1.2% durante el 2026. En el mediano plazo México terminaría con un menor nivel de proteccionismo relativo lo cual puede reactivar el nearshoring.
De acuerdo con “Situación México”, estudio elaborado por BBVA México, la economía nacional sigue mostrando señales de desaceleración que han sido provocadas tanto por factores internos como externos. Con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Producto Interno Bruto creció 0.2% TaT en el primer trimestre de 2025, impulsado principalmente por una recuperación en el sector primario. En lo que corresponde a la industria y el sector de servicios o terciario, registraron una contracción durante el trimestre de -0.1%.
En particular, el sector de la construcción de obras de ingeniería civil continúa registrando un deterioro, reportando en marzo una variación interanual de (-)27.5%, ante la disminución en la inversión pública (promediando -30.0% AaA durante los últimos seis meses). La manufactura también continúa desacelerándose tras impactos previos como huracanes y la huelga en Boeing en Estados Unidos, y se espera que la perspectiva a la baja continúe en el segundo trimestre debido a la suspensión temporal de operaciones de algunas empresas y pausas intermitentes en los envíos hacía EE.UU. en abril, derivado del nuevo esquema tarifario estadounidense.
En lo que corresponde al sector terciario, el informe destaca que continúa en una prolongada desaceleración debido al menor crecimiento de actividades ligadas a la industria, a la debilidad del comercio minorista, y del segmento de hoteles y restaurantes que acumula doce meses consecutivos de caídas, con el comercio al por menor registrando un crecimiento interanual de 1.0%, la cifra más baja desde diciembre de 2024. Anticipa que las ventas al menudeo continúen en desaceleración, ante la pérdida de empleos en la industria y el deterioro de la confianza de los consumidores en un entorno de incertidumbre. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la masa salarial real creció 3.6% AaA en marzo (con cifras ajustadas por estacionalidad), la más baja desde junio de 2021; el indicador de confianza del consumidor por su parte, registró un nivel de 45.5 en abril, el menor desde mayo de 2023, aunque repuntó ligeramente a 46.5 en mayo.
La inversión fija bruta no ha mostrado recuperación, derivado de la reducción en el gasto gubernamental en obra pública a través de los proyectos insignia del gobierno federal. Al mes de febrero se ubicaba 6.0% por debajo de su nivel de hace dos años (ene-23), con el componente no residencial registrando un nivel 16.5% por debajo de ese mismo umbral. El segmento de maquinaria y equipo ha perdido dinamismo desde finales de 2024, en un entorno de elevada incertidumbre derivada de la implementación de la reforma judicial en México y la nueva política comercial en Estados Unidos. Al mes de febrero la inversión en maquinaria y equipo se ubicaba 3.5% por debajo de su nivel de hace dos años, con una desaceleración más pronunciada desde diciembre.
En el Informe “Situación México” se anticipa que la actividad económica se contraerá en 2025, como resultado de una caída en la inversión y una desaceleración del consumo. Señala que la imposición de aranceles en Estados Unidos y los cambios al poder judicial impactan la confianza de los inversionistas, así como sus decisiones económicas en el corto y mediano plazo.
Menor dinamismo económico y baja inversión generan desaceleración en empleo formal, poniendo en riesgo el consumo interno
En lo que se refiere al empleo, el análisis precisa que el menor dinamismo económico y la baja inversión continúan frenando la creación de empleo formal, lo que debilita el crecimiento de la masa salarial y pone en riesgo el consumo interno, por lo que se anticipa que esta tendencia persista, con una caída estimada de (-)0.1% en el empleo formal al cierre de 2025.
El mercado laboral muestra señales mixtas; es decir, que aún cuando las tasas de desempleo se han mantenido relativamente estables, el empleo formal continúa mostrando desaceleración. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), reporta que la tasa de desempleo fue de 2.6% en cifras desestacionalizadas (a.e.), en abril de 2025, por debajo del promedio histórico de 4.0% desde 2005, y la informalidad se ubicó en 54.6%, a.e., 2.7 puntos porcentuales por debajo de su media histórica. En contraste con estos resultados el reporte muestra que el empleo formal creció solo 1.0% en 2024, frente al promedio de 3.7% entre 2001 y 2023. Esta discrepancia entre una tasa de desempleo baja con un muy bajo crecimiento del empleo formal se debe al escaso crecimiento de la Población Económicamente Activa (PEA), que sólo creció 0.1% anual entre diciembre de 2024 y marzo de 2025, muy por debajo del promedio histórico de 1.9% -y que contribuye a mantener baja la tasa de desempleo-.
De acuerdo con los datos más recientes del Instituto Méxicano del Seguro Social (IMSS) se confirma que el empleo formal continúa desacelerándose. En mayo se registró una pérdida neta de 45.6 mil empleos formales respecto de abril y su crecimiento anual fue de apenas 0.1%. Entre enero y mayo de 2025 se han generado 134 mil empleos formales, lo que significa un 65.7% menos que el promedio de los tres años anteriores. En mayo, el salario real creció 3.1% y la masa salarial 3.2%, 1.6 puntos por debajo del promedio histórico en el periodo de 2012 a 2024. Esta debilidad en el empleo formal afecta el consumo de los hogares y se espera que esta tendencia negativa persista en el corto plazo.
Se prevé que la inflación en los servicios se modere a medida que la economía continúa debilitándose, compensando el alza de la de mercancías
El estudio estima que la inflación general repuntó temporalmente en el 2T25 como resultado de los choques de oferta en los precios agropecuarios, alza en mercancías en los últimos meses y efectos base negativos. Después de mantenerse por debajo del 4.0% anual entre enero y abril, repuntó a 4.4% (AaA) anual en mayo, y se estima que en junio se ubique en 4.2% AaA antes de moderarse a 3.4% en julio. Se espera que promedie 3.8% AaA en el segundo semestre y cierre el año en 3.9% AaA.
En lo que se refiere a la inflación de servicios, el Informe “Situación México” precisa que comenzó a disminuir desde el segundo semestre del 2024 de 5.2% AaA a 4.9% al cierre del año, y presentó una disminución más pronunciada de 4.3% AaA en el primer trimestre de 2025. En mayo fue de 4.5% AaA, pero se espera que retome su tendencia descendente debido a la debilidad económica y la ausencia de presiones en la demanda, lo que contribuiría a reducir la inflación subyacente. Para la segunda mitad del 2025, se anticipa una recomposición en la inflación de mercancías al alza y la de servicios a la baja.
Para 2026 se espera que, tras completarse el proceso de desinflación, la inflación entrará en una nueva etapa y se ubicará por debajo del promedio histórico desde que se adoptó la meta de 3.0% AaA. En este contexto se anticipa que la inflación general y la subyacente cierren en 3.5% AaA, nivel consistente con el equilibrio de largo plazo. Aunque existen riesgos al alza (como choques de oferta o depreciación del peso), los riesgos a la baja han ganado relevancia. En un entorno en el que la brecha negativa del producto se ampliara, la inflación de servicios, la subyacente y la general podrían disminuir a un ritmo más acelerado al que se estima.
Banxico continuará recortando la tasa de referencia ante el deterioro económico doméstico, mientras la Fed mantiene su postura monetaria sin cambios
En lo que corresponde a la política monetaria el estudio prevé que la Reserva Federal (Fed) mantenga su tasa de interés en 4.25-4.50% durante la mayor parte de 2025, debido a dos factores: el deterioro en las perspectivas de inflación asociado a la nueva política arancelaria y a la resiliencia económica de Estados Unidos. La Fed adoptaría una postura paciente en los próximos meses, mientras se evalúa el impacto de los aranceles en los precios finales. Hacia finales de 2025, si se confirma una desaceleración de la actividad económica junto con expectativas de inflación de largo plazo bien ancladas, iniciaría recortes graduales con una bajada de 25 puntos base (pb), cerrando el año con una tasa de 4.00-4.25%. La normalización monetaria continuaría en 2026, hasta alcanzar una tasa neutral de 3.0% en el primer trimestre de 2027.
En México, el entorno de desaceleración económica y la inflación subyacente en niveles pre-pandemia han permitido a Banxico acelerar el ciclo de recortes de tasas aplicando tres bajadas de 50 pb, llevando la tasa de referencia a un nivel de 8.50%. El banco central aún cuenta con margen para seguir normalizando su postura monetaria ya que la tasa real ex ante permanece claramente en terreno restrictivo a pesar de que la tasa de referencia ha acumulado 275 pb de reducciones desde su nivel más alto alcanzado en marzo de 2023. Gracias a los beneficios de formar parte del T-MEC, que han contribuido a evitar una depreciación marcada del tipo de cambio, se prevé un recorte adicional de Banxico de 50 pb en junio y reducciones consecutivas de 25 pb en el segundo semestre de 2025. Así, la tasa cerraría 2025 en 7.00% y alcanzaría un nivel neutral de 6.50% en el primer trimestre de 2026.
Las tasas de largo plazo seguirán respondiendo al ciclo de recortes, pero su descenso será gradual ante riesgos domésticos y globales
El estudio de BBVA México señala que la curva de rendimientos en Estados Unidos es consistente con la eventual reanudación en el ciclo de bajadas de la Fed, pero refleja también mayor incertidumbre por las nuevas políticas económicas en el país. El rendimiento en los bonos del Tesoro a 10 años se ubicó en 4.4% al cierre de mayo, por encima del 3.7% en septiembre de 2024, impulsado por un incremento en las primas por plazo y una mayor percepción de riesgo. Se espera que esta incertidumbre persista en los próximos trimestres manteniendo el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años entre 4.5% y 4.7% durante 2025 y gran parte de 2026, antes de descender a 3.9% hacia finales de 2027.
Con base en el análisis del Informe “Situación México” se anticipa que las tasas de interés seguirán bajando conforme avance el ciclo de bajadas del Banco de México. Si bien los rendimientos de largo plazo seguirán mostrando una elevada correlación con los bonos del Tesoro de Estados Unidos, también seguirán reflejando factores locales que han elevado la prima de riesgo país desde el año pasado, particularmente la aprobación de la reforma al poder judicial, la cual ha generado incertidumbre sobre el entorno institucional y podría seguir presionando las tasas de largo plazo mientras no se aclaren sus implicaciones para la inversión. Además, las primas por plazo globales indican que el ajuste será gradual. Se prevé que el rendimiento de los Bonos M a 10 años baje de 9.2% a 8.7% a finales de 2025 y a 8.2% en 2026.
En lo que respecta al peso mexicano, el Informe “Situación México” anticipa una ligera depreciación en los próximos meses. Este comportamiento se explicaría por un menor diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos, así como por la desaceleración de la economía nacional. Se estima que el tipo de cambio cierre en 20.45 pesos por dólar, frente a los 20.55 registrados en enero.
El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público se elevará a 53.1% en 2025 de 51.4% del PIB en 2024
En el estudio se proyecta que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) será de 53.1% del PIB en 2025, superior al 51.4% de 2024. Si bien la consolidación fiscal propuesta para 2025 es de casi dos puntos porcentuales, las presiones del gasto público y el cada vez menor espacio fiscal para recortarlo, permiten prever que esta consolidación llevará los RFSP a -4.3% del PIB para el cierre de año. La fragilidad de las finanzas públicas prevista para los próximos años y factores como el agotamiento de fondos de emergencia, la ampliación de programas sociales, los apoyos a Pemex, y la ausencia de una reforma fiscal ponen en riesgo la trayectoria de la deuda pública (% del PIB), por lo que el gobierno tendría que mantener déficits públicos cercanos al 2.0% del PIB, lo cual supone un reto fiscal importante. Si solo se logra reducir el déficit público a un promedio de 2.9% del PIB, la deuda podría alcanzar 58.3% del PIB en 2030, lo cual podría afectar la calificación crediticia del país y una probable pérdida del grado de inversión.