En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, vale la pena reflexionar sobre un aspecto que rara vez está en el centro del debate ecológico: la forma en que las empresas se comunican con sus clientes. Aunque pueda parecer un terreno ajeno a las preocupaciones ambientales, la interacción digital entre compañías y consumidores puede tener un impacto directo en la huella ecológica corporativa.
En América Latina, por ejemplo, los centros de contacto tradicionales siguen representando un consumo energético considerable. En el caso de México, la Asociación Mexicana de Data Centers estima que la capacidad instalada de estos centros pasará de 235 MW en 2023 a 1,516 MW en 2030, un crecimiento de más del 540%. Este aumento refleja tanto el avance de la transformación digital como el reto de hacerla sostenible, especialmente en sectores intensivos en interacciones digitales como el servicio al cliente.
Más allá de la infraestructura, el uso de tecnología en los procesos empresariales también tiene implicaciones ambientales. Se estima que las tecnologías digitales ya generan más del 7% de las emisiones globales de CO₂ equivalente, y podrían alcanzar el 10% para 2030 si no se adoptan estrategias más verdes, de acuerdo con el informe “Reducir la Huella de Carbono Digital” publicado por el Sistema B de Chile.
Por eso, en este Día Mundial del Medio Ambiente, surge una pregunta clave: ¿puede la automatización ser una herramienta de sostenibilidad? La respuesta es sí. A través de flujos conversacionales automatizados, atención asincrónica, asistentes virtuales y plataformas digitales, las empresas pueden reducir la necesidad de interacciones físicas y llamadas extensas, disminuyendo así su consumo de energía y recursos.
Cada vez que un proceso se automatiza, no solo se gana eficiencia: también se eliminan pasos que implicaban uso de recursos, tiempo y emisiones. Sostenibilidad también significa interacción más ágil y menos costosa para el planeta”, señala Mario Marchetti, director general de Sinch Latinoamérica.
Sinch ha desarrollado plataformas que permiten a las empresas automatizar la atención al cliente a gran escala, de forma segura, eficiente y ahora también más sostenible. Gracias a su tecnología de mensajería conversacional, asistentes virtuales y canales digitales integrados, las empresas pueden reducir no solo tiempos de espera, sino también su impacto ambiental.
En este contexto, la experiencia del cliente deja de ser únicamente una cuestión de rapidez y personalización para transformarse también en una oportunidad de acción climática. Automatizar un proceso de atención puede significar evitar miles de llamadas al mes, lo cual reduce significativamente el uso de energía en servidores, dispositivos y centros de datos; otro ejemplo, una optimización de procesos paperless, al enviar documentos digitalmente se reduce significativamente el uso de papel.
La tecnología puede y debe convertirse en una herramienta de acción climática. No basta con ser más rápido o eficiente; también tenemos que ser más responsables con el entorno. Ese es un aspecto vital del futuro de la atención al cliente”, concluye Marchetti.

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