En un contexto laboral cada vez más exigente, el burnout se consolida como uno de los mayores desafíos para la salud mental y la productividad en las organizaciones. Según el informe Burnout Laboral 2025 de la plataforma Buk, el 72 por ciento de los colaboradores en México ha experimentado este fenómeno en algún momento durante el último año, 16 por ciento lo vive de forma ocasional y 12 por ciento lo experimenta de manera frecuente.

El estudio, que analiza el fenómeno en México, Chile, Colombia y Perú, revela que en nuestro país, el porcentaje de los colaboradores que experimenta burnout de manera frecuente es ligeramente menor al de Perú, que se ubica en 16 por ciento.
La insatisfacción con la jornada laboral tiene un impacto significativo en los niveles de burnout entre los colaboradores en México. El 25 por ciento de quienes se declaran insatisfechos con su jornada reportan experimentar burnout con frecuencia, el porcentaje más alto registrado para este tipo de agotamiento entre los países analizados.

El documento identifica otros factores que inciden en el desarrollo del fenómeno: la falta de flexibilidad, la ausencia de reconocimiento y la percepción de discriminación o trato injusto, todos ellos asociados a un aumento en los niveles de burnout frecuente.

A su vez, la insatisfacción con la flexibilidad laboral también se asocia con mayores niveles de burnout frecuente, especialmente en Perú, donde alcanza el 23 por ciento. Le siguen México (21 por ciento) y Colombia (19 por ciento). En cambio, Chile presenta el menor porcentaje: el burnout frecuente entre quienes están insatisfechos con la flexibilidad laboral es del 16 por ciento.

Aunque comúnmente suelen confundirse, el estrés y el burnout son diferentes. El burnout es reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un fenómeno ocupacional, se trata de un estado crónico de agotamiento físico, emocional y mental, que surge por la exposición prolongada al estrés laboral no gestionado de manera adecuada. A diferencia del estrés, que es una respuesta puntual a situaciones de alta presión.
El análisis destaca que el burnout afecta con mayor intensidad a jóvenes, mujeres, y minorías históricamente excluidas: la Generación Z (17 por ciento) y las mujeres (15 por ciento) presentan niveles altos de burnout frecuente, especialmente aquellas mujeres con hijos. Además, las personas neurodivergentes (24 por ciento) y quienes pertenecen a la comunidad LGBTQ+ (19 por ciento) también experimentan niveles elevados de burnout.

Sobre este punto, Lesley Warren, Head of Research en Buk, declaró que “en estos casos, el fenómeno se asocia al llamado “esfuerzo de ocultamiento”, que es la presión constante por adaptar o invisibilizar aspectos clave de su identidad para encajar en entornos laborales que no siempre son inclusivos”.

Además de sus efectos negativos sobre la vida de los colaboradores, el estudio demuestra que este fenómeno tiene consecuencias tangibles para las organizaciones, pues impacta la productividad, y sólo el 72 por ciento de las personas con burnout frecuente logran cumplir sus tareas de forma efectiva, frente al 82 por ciento de quienes presentan bajo nivel de burnout.

El burnout es un factor de renuncia, un ejemplo es que el 25 por ciento de los colaboradores menciona este fenómeno es una razón importante para querer cambiar de trabajo, porcentaje que se eleva al 32 por ciento entre las generaciones más jóvenes. Aunado a que sólo el 63 por ciento de quienes sufren burnout frecuente recomendarían su empresa, contra el 81 por ciento de quienes no lo padecen.

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