En solo dos décadas, la producción de residuos plásticos en el mundo se ha duplicado: pasó de 180 a más de 350 millones de toneladas al año, según la OCDE. Si no se toman medidas urgentes, esta cifra podría triplicarse hacia 2060, con más de la mitad de los desechos terminando en vertederos y menos de una quinta parte siendo reciclada.
En este contexto, el Día Mundial del Medio Ambiente invita a reflexionar sobre la magnitud del problema y el rol que juegan las empresas y los consumidores para mantener o transformar este modelo de consumo.
Una de las industrias donde este dilema se vuelve evidente es la del cuidado personal. Con millones de productos como cremas, shampoos, desodorantes y cosméticos utilizados diariamente en todo el mundo, su huella ambiental ya no puede ser ignorada.
Frente a este panorama, cada elección individual importa. Desde la fórmula de una crema hasta el material de un envase, los productos que usamos todos los días pueden contribuir a un modelo más responsable y sostenible. Por ello, una de las preguntas más urgentes en este momento es: ¿cómo elegir productos que cuiden tanto de nuestra piel como del planeta?
Ingredientes respetuosos con el medio ambiente
La sustentabilidad de un producto comienza en su fórmula. Elegir ingredientes de origen natural, biodegradables y provenientes de fuentes renovables no solo mejora su perfil ambiental, sino que también reduce el impacto en ecosistemas una vez que esos ingredientes llegan al agua o al suelo. El objetivo: ofrecer eficacia sin comprometer los recursos del futuro.
El fin de los microplásticos
Aunque la cosmética representa menos del 2 % de la contaminación global por microplásticos, la eliminación total de estos materiales en sus fórmulas constituye un avance significativo.
Un ejemplo de ello es Beiersdorf, empresa líder en el cuidado de la piel y responsable de marcas como NIVEA, Eucerin y Labello, que ya ha alcanzado el 100 % de fórmulas libres de microplásticos, anticipándose incluso a regulaciones internacionales.
Este tipo de acciones no solo representan un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también elevan las exigencias para toda la industria.
Envases circulares, no desechables
El rediseño de envases es otro frente crítico. Iniciativas como incorporar aluminio reciclado, reducir el peso de los empaques o utilizar plásticos postconsumo ya están generando reducciones tangibles en las emisiones de CO₂.
Bajo este esquema, compañías como Beiersdorf está implementando más del 80% de materiales reciclados en sus empaques, y se han fijado metas para lograr que el 100% sea reutilizable o reciclable en los próximos años.
Transparencia: el nuevo estándar
Ya no basta con enunciar compromisos: los consumidores exigen evidencias. La transparencia se ha convertido en un criterio clave al momento de elegir qué productos llevar a casa. En ese sentido, las certificaciones y los reconocimientos validados por instituciones especializadas son pasos importantes hacia un modelo más honesto y medible.
¿Qué se puede hacer?
Apostar por productos con fórmulas más limpias, envases reciclables o reutilizables, y marcas que transparentan su impacto ambiental, es una manera concreta de participar en el cambio.
La transformación del sector del cuidado personal ya está en marcha. Empresas con presencia global han comenzado a integrar estos principios en sus operaciones diarias, no solo por responder a las demandas del mercado, sino por convicción sobre la necesidad de fomentar una economía más responsable en sus procesos de consumo.
El cambio es profundo y requiere tiempo, inversión y compromiso, pero marca una tendencia irreversible hacia una industria más consciente, porque cuidar la piel puede ser también una forma de cuidar el planeta.