El sector de autopartes mexicano, junto con el automotriz, celebraron las recientes instrucciones de la U.S. Customs and Border Protection que exentan de aranceles a las piezas automotrices originadas en México y Canadá que cumplen los requisitos del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).
Esta concesión genera cauto optimismo entre las empresas exportadoras debido a la oportunidad que presenta esta exención, a la que no obstante se suma el potencial impacto operativo y económico que pudiera resultar algún ajuste posterior, señala la empresa de tecnología financiera MUNDI.
Se informó que México es el cuarto mayor exportador de partes automotrices en el mundo, así como el cuarto mayor exportador de vehículos a nivel global, sólo superado por Alemania, Japón y el propio Estados Unidos, de acuerdo al reporte Mexican Automotive Industry de la firma consultora PRODENSA.
México es un actor clave de autopartes en la región de Norteamérica, ha crecido un 140 por ciento desde 2010 y se proyecta un crecimiento de 3.35 por ciento para este año, continuando como principal proveedor de autopartes para Estados Unidos.
La producción de autopartes superó los 113,199 millones de dólares entre enero y noviembre de 2024, un crecimiento del 2 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, según la Industria Nacional de Autopartes.
Durante el primer trimestre de este año, México exportó 79.79 por ciento de su producción de vehículos ligeros y pesados: se fabricaron 1,014,796 vehículos de los cuales se comercializaron 809,674 unidades (775,866 vehículos ligeros y 33,808 vehículos pesados) –8 de cada 10 de estos vehículos tuvieron a Estados Unidos como destino.
Sin embargo, la exportación total de vehículos se redujo 6.7 por ciento con respecto al mismo trimestre del año pasado, según los Registros Administrativos de la Industria Automotriz de Vehículos del INEGI, como resultado de la incertidumbre global en el sector y la presión regulatoria creciente con el país vecino.
“La nueva normativa de origen puede añadir varias capas de complejidad y costos sin precedentes para el sector de autopartes y la industria automotriz en México. Frente a mayores exigencias regulatorias y presiones comerciales, la resiliencia financiera se vuelve tan estratégica como la capacidad productiva –especialmente para aumentar la rentabilidad y la competitividad, mitigando los imprevistos”, explicó Sebastián Kontarovsky, cofundador y Chief Operations Officer de MUNDI.
Añadió que a pesar de estos retos comerciales, el sector automotriz mexicano está perfilándose para aprovechar las oportunidades emergentes en el sector, como los ajustes en las normativas ambientales globales que endurecerán los estándares de emisiones de automóviles a partir de 2026, así como la creciente innovación en vehículos ligeros por el avance de la tecnología de eléctricos e híbridos –dichas tendencias tienen el potencial de dinamizar a todo el sector en México, incluyendo la industria de autopartes.
Ante este panorama, la compañía especializada en financiamiento para exportación enfatiza que el acceso a liquidez ágil y oportuno puede llegar a ser un factor de supervivencia para las empresas en México. La falta de flujo de efectivo podría forzar a las compañías a ralentizar su producción, postergar inversiones cruciales en innovación y, en última instancia, perder terreno ante competidores internacionales con menores barreras regulatorias.