Iniciativas como el biobanco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) son clave para comprender mejor la complejidad biológica de la población y responder en forma efectiva a los problemas de salud pública, “México es mucho más que 19 hospitales concentrados en Tlalpan. Necesitamos investigaciones que reflejen la diversidad del país”, señaló Iván Valdez Ferrer, doctor en Medicina Molecular por el Feinstein Institute en Nueva York.
Al dictar la conferencia magistral titulada La salud en México y la investigación básica y aplicada, en el marco del Coloquio internacional Estudios prospectivos poblacionales de gran escala y la construcción de biobancos, realizada en la Unidad Iztapalapa de la Casa abierta al tiempo, el investigador hizo un llamado a reforzar la ciencia nacional mediante biobancos, inversión en innovación y alianzas público-privadas.
Valdez Ferrer explicó que a pesar de que México es la duodécima economía más grande del mundo, enfrenta graves rezagos en salud. La esperanza de vida está cinco años por debajo de la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y la hipertensión mantienen una alta prevalencia.
Para Valdez Ferrer, esto demuestra que el crecimiento económico no se traduce automáticamente en bienestar. “Tenemos una gran capacidad intelectual, pero aún mucho por hacer en salud”, advirtió.
Uno de los ejes de su intervención fue la necesidad de fomentar el emprendimiento en salud. Respecto del curso gratuito de emprendimiento en la UNAM –del cual es exalumno– y que actualmente reúne a más de 500 participantes de todo el mundo, dijo que busca impulsar proyectos científicos con potencial de convertirse en soluciones prácticas. “Creemos profundamente que si a los investigadores les va bien, el beneficio se derrama a todo el ecosistema científico”.
Además, el investigador subrayó la urgencia de simplificar la burocracia en la aprobación de ensayos clínicos y la transferencia de tecnología, citando como ejemplo negativo el hecho de que México no logró participar en los ensayos iniciales de las vacunas de RNA mensajero contra la COVID-19, oportunidad que aprovechó Argentina. Para evitar este tipo de pérdidas, se han firmado acuerdos de colaboración entre COFEPRIS y el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que permitirán compartir datos y acelerar procesos regulatorios.
También mencionó la creación del Corredor IFA, un polo de desarrollo tecnológico cerca de Pachuca donde se espera producir vacunas, inicialmente contra la influenza, usando tecnología de RNA mensajero. Este corredor aprovechará la cercanía de instituciones como la UNAM, el CINVESTAV y la UAM, facilitando la colaboración entre academia, industria y gobierno.
Además, se refirió a un problema estructural: las patentes prematuras y explicó que por presión institucional muchas investigaciones se patentan antes de madurar, lo que desincentiva su inversión y desarrollo. “Necesitamos alinear el sistema de publicaciones y patentes con los tiempos reales de la ciencia”.
La conferencia concluyó con una reflexión del doctor Ignacio Chávez, retomada por Valdez Ferrer: “Si México ha de contar un día en el mundo del pensamiento, no ha de ser por la ciencia que importe, ni siquiera por la cultura que asimile. Ha de ser por lo que produzca, por lo que cree y por el acento original que ponga en el concierto de las ideas”.
Lo anterior resume el espíritu de su intervención: construir una ciencia mexicana creativa, productiva y transformadora.
Durante la clausura del coloquio, el rector general de la UAM, el doctor José Antonio De los Reyes Heredia, afirmó que este encuentro marca un paso relevante hacia la consolidación de una comunidad científica global comprometida con el estudio poblacional y la salud pública.
Recalcó los desafíos éticos, técnicos y sociales que implican los biobancos, y reconoció que sólo podrán superarse mediante cooperación internacional y compromiso institucional sostenido.
“Nos llevamos de este coloquio no sólo nuevas ideas y proyectos, sino también la certeza de que trabajar juntos permitirá construir plataformas de conocimiento que beneficien a nuestras poblaciones presentes y futuras”, finalizó.
Por su parte, el doctor Román Linares Romero, en representación de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería de la Unidad Iztapalapa, destacó la riqueza académica del encuentro y su carácter multidisciplinario, subrayando que la construcción de este biobanco representa un modelo de ciencia convergente y colaborativa, en donde interactúan disciplinas como la biología molecular, la antropología, la informática y la salud pública.
“Este coloquio no marca un cierre, sino un punto de partida”, afirmó, al reconocer el esfuerzo colectivo como un paso firme hacia una ciencia con impacto social.
Por su parte, el doctor Gustavo Pacheco López, coordinador general para el Fortalecimiento Académico y Vinculación de la Rectoría General de la UAM, hizo un llamado a consolidar el proyecto a través de una visión institucional de largo plazo.
Enfatizó la necesidad de trazar etapas claras, aprovechar experiencias internacionales y conformar un consorcio nacional de biobancos, con respaldo documental y académico. “Este foro ha mostrado voluntades diversas que podrían constituir un grupo inicial para acompañar un proyecto de esta envergadura”, subrayó.
La rectora de la Unidad Iztapalapa, doctora Verónica Medina Bañuelos, reconoció que la iniciativa surgió de espacios de reflexión académica previos, donde se gestó la idea de un proyecto colectivo que integre saberes dispersos en torno a la salud y el bienestar.
Refrendó el compromiso institucional con la propuesta del biobanco, valoró las capacidades técnicas y humanas ya existentes y celebró que el coloquio haya permitido conocer experiencias nacionales e internacionales que fortalecen esta visión. “Felicito esta iniciativa y veo que el coloquio fue todo un éxito; ahora toca avanzar hacia su instrumentación concreta”.