El biometano se ha posicionado como un elemento clave en la transición hacia un futuro energético más sostenible. Este tipo de gas, producido a partir de fuentes renovables como los residuos orgánicos (biomasa), ofrece una alternativa limpia y eficiente que puede convertirse en un aliado del gas natural.

Se produce a partir de la digestión anaeróbica de materia orgánica, que abarca desde residuos agrícolas y ganaderos hasta desechos alimentarios y lodos de depuradoras. Este proceso natural genera biogás, que luego se purifica para eliminar componentes no deseados, principalmente dióxido de carbono, hasta alcanzar una composición casi idéntica al metano del gas natural.

Esta versatilidad química permite que el energético se integre perfectamente en la infraestructura existente de gas natural, sin requerir modificaciones costosas. Por ello, un paso fundamental para su producción es identificar los residuos orgánicos susceptibles de aprovechamiento, los cuales se estima son el 46 por ciento en el país, según expertos.

En el mundo actual, donde la búsqueda por descarbonizar la matriz energética es urgente, el biometano ofrece una solución eficiente. Puede inyectarse directamente en las redes de gas natural existentes, mezclándose en cualquier proporción y llegando a los mismos consumidores industriales, comerciales y residenciales que actualmente dependen del gas. Esto evita la necesidad de construir infraestructuras paralelas y acelera la transición hacia una economía baja en carbono.

Cabe recordar que el director de la Agencia de Energía de Querétaro, Mauricio Reyes Carache, ha dicho que ante la problemática energética actual del país, el biogás o el gas natural puede ser una solución para la transición a energías limpias y resaltó la problemática energética actual que enfrenta el país, por lo que destacó la necesidad de acciones como: la implementación del Código de Red; la eficiencia energética; generación distribuida; almacenamiento de energía; y seguridad energética.

Subrayó que en Querétaro se cuenta con disponibilidad de este combustible gracias a los gasoductos que atraviesan el estado, lo que facilita su uso para garantizar un suministro energético eficiente y económico en la región.

En un estudio realizado por la Asociación Mexicana de Parques Industriales (AMPIP) el año pasado se identificó que al menos el 40 por ciento de los parques había tenido falta de acceso al gas natural. Esto no sólo limita la competitividad de las empresas que hoy día se encuentran en ellos, sino también la llegada de nuevas industrias que generarán empleos y derrama económica.

El biometano presenta una serie de ventajas ambientales y económicas significativas, al aprovechar residuos orgánicos que de otro modo terminarían en vertederos, contribuye a la economía circular, reduce las emisiones de metano y carbono (gases que promueven el efecto invernadero) y disminuye la dependencia de combustibles fósiles finitos. Su producción también puede generar desarrollo en zonas rurales, impulsando la economía local.

Si bien el potencial del biometano es inmenso, su adopción a gran escala aún enfrenta desafíos como la inversión en plantas de producción y en la optimización de la cadena de suministro de biomasa, siendo uno de los más importantes las tecnologías para enfrentar la mitigación del impacto ambiental como las emisiones y los olores.

Las cuatro principales tecnologías de producción de biogás utilizadas a nivel mundial son: la incineración (proceso termoquímico) y la eliminación de residuos, la digestión anaeróbica, y el compostaje aeróbico (procesos biológicos). La clave es establecer una tecnología adecuada que considere los cuatro criterios principales: ambientales, económicos, sostenibles y sociales de recuperación de energía de los residuos usados.

Además, se deben contar con marcos regulatorios claros y políticas de apoyo e incentivos que son esenciales para promover su desarrollo y garantizar su competitividad frente a combustibles altamente contaminantes; por ello, son muy pertinentes los conversatorios y mesas de trabajo entre  diferentes sectores para aprovechar las oportunidades de leyes como la de biocombustibles y la de planeación y transición energética.

En México, existe una gran riqueza agrícola, así como una importante generación de residuos orgánicos, de ahí la preocupación por la gestión de residuos. En este contexto, la generación y aprovechamiento de biometano representa una oportunidad única para avanzar hacia una matriz energética más sostenible e invertir en su desarrollo no solo contribuiría a la reducción de emisiones, sino que también fortalecería la seguridad energética del país al diversificar sus fuentes de suministro.

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