El calor extremo no solo se siente durante el día. En las noches, las altas temperaturas persisten y dificultan el descanso adecuado, algo que se agrava especialmente durante el verano. Diversas investigaciones científicas han comenzado a medir el impacto de este fenómeno: se estima que para finales de siglo podríamos perder hasta dos semanas de sueño al año por el calor.

Un estudio realizado por la Universidad de Copenhague  advierte que, de seguir la tendencia del calentamiento global, para el año 2099 se perderán entre 50 y 58 horas de sueño anualmente debido al aumento de la temperatura ambiental nocturna.

Esta pérdida de sueño no es menor: a corto plazo, se traduce en somnolencia diurna, irritabilidad y menor concentración; a largo plazo, en alteraciones emocionales y de salud física.

Según la American Psychological Association, la falta de sueño profundo se asocia con un aumento de cortisol, la hormona del estrés, y un deterioro del bienestar emocional. Dormir en ambientes cálidos prolonga la fase ligera del sueño, interrumpe su continuidad y disminuye la calidad del descanso.

En este contexto, la regulación de temperatura es una herramienta clave para proteger la salud del sueño. Algunas marcas especializadas en descanso, como Luuna —la marca mejor calificada de México en productos de descanso de acuerdo con datos de YouScan, han incorporado tecnologías específicas para enfrentar esta problemática.

La innovación de Luuna ha hecho posible el desarrollo de espumas y textiles que permiten una mayor transpirabilidad y disipación del calor, creando un entorno más fresco y cómodo durante la noche.

Guía para transformar tu habitación en un santuario térmico

Pero más allá del ventilador o el aire acondicionado, ¿cómo hacer del dormitorio un refugio contra el calor? Diséñalo con inteligencia, materiales adecuados y un enfoque centrado en el confort.

El cuerpo necesita enfriarse para entrar en sueño profundo. Si no baja su temperatura, el sueño se vuelve ligero, se interrumpe y no es reparador. Giuliana Boffa, coach del sueño de Luuna, comparte claves esenciales para lograrlo:

  1. Cambia tu colchón, cambia tu noche

Muchos colchones conservan el calor del cuerpo, impidiendo que este se enfríe como naturalmente lo haría para iniciar y mantener el sueño. Elegir un colchón con regulación de temperatura, como la tecnología  Cooling de Luuna, puede hacer toda la diferencia.

Opta por colchones con espumas transpirables y tecnologías disipadoras de calor. Evita materiales que atrapan calor como memory foam sin ventilación.

  1. Juega con la temperatura desde los textiles

Usa sábanas de algodón de 300 hilos o bambú que permiten mejor circulación del aire.

Evita edredones gruesos: cambia a cobijas ligeras o quilts de verano.

Prueba protectores de colchón y almohadas con Cooling Tech que actúan como primera barrera térmica.

  1. Desconecta fuentes de calor ocultas

Apaga pantallas, luces LED y aparatos electrónicos antes de dormir.

Reubica cargadores, extensiones o routers lejos de tu zona de descanso.

  1. Ventilación cruzada y luz natural controlada

Abre ventanas opuestas para crear flujo de aire por la tarde.

Instala cortinas blackout para reducir la carga térmica durante el día.

Usa plantas como sansevieria o aloe vera que refrescan y purifican el ambiente.

  1. Elige colores que «bajan la temperatura»

Pinta tu recámara en tonos fríos como azul claro, blanco o verde menta.

Los colores cálidos visualmente elevan la sensación térmica.

Tip extra Luuna: crea una “zona fresca”

Designa un espacio con ventilación dirigida y ropa de cama fresca para esos días extremos. Puedes colocar una toalla húmeda frente al ventilador para generar un efecto de brisa fresca antes de dormir.

Un espacio que regula naturalmente tu temperatura corporal, promueve un descanso más profundo y convierte tus noches de verano en verdaderos momentos de recuperación. Menos calor, más descanso.

 

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