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La dinámica empresarial actual exige algo más que tecnología: requiere talento capaz de innovar y adaptarse con rapidez. En esa búsqueda, América Latina se ha consolidado como una región estratégica para la contratación de profesionales en Tecnologías de la Información, gracias a su capacidad de ofrecer perfiles altamente calificados y alineados con los modelos laborales modernos. Este crecimiento no solo responde a la demanda internacional, también impulsa el desarrollo económico regional. La digitalización de sectores clave como la educación, la salud, la industria y las finanzas está fortaleciendo el ecosistema tecnológico y elevando la competitividad de toda la región.

“La región tiene hoy una oportunidad histórica. Las empresas internacionales ya no sólo buscan costos competitivos, también valoran la compatibilidad cultural, la zona horaria y la capacidad de innovación. Y ahí es donde Latinoamérica tiene ventajas significativas frente a Asia”, aseguró Fernando Gastron, director de Ecosistemas Global.

La industria de Tecnologías de la Información (TI) se ha consolidado como uno de los principales motores económicos de América Latina, y su crecimiento sigue en ascenso. De acuerdo con IDC, en 2023 el sector registró un crecimiento del 9.4 %, mientras que en 2024 la inversión aumentó un 12 %. Para 2025, se proyecta un incremento del 11.4 % en las inversiones tecnológicas empresariales, impulsado por la necesidad de modernizar procesos, incorporar inteligencia artificial y avanzar en la automatización.

Esta demanda creciente está acompañada por una notable movilidad laboral. El 42.1% de los profesionales de TI en la región cambió de empleo en los últimos 12 meses, en busca de mejores condiciones y proyectos desafiantes. El 95.2% de los profesionales TI en América Latina expresan preferencia por esquemas remotos o híbridos, con un 49.9% optando por trabajo remoto permanente. Este deseo de flexibilidad se alinea con las demandas globales de eficiencia y productividad sin barreras físicas. “Muchos de los profesionales priorizan la calidad de vida, el equilibrio familiar y el sentido de pertenencia. Esto los hace altamente comprometidos con los proyectos en los que trabajan”, destacó Gastron.

La exportación de talento no solo genera ingresos en divisas para los países de origen, también promueve la transferencia de conocimiento y mejora el ecosistema local. “Cada profesional que trabaja para una empresa en EE.UU., Europa o Asia desde su país natal se convierte en un embajador de nuestra cultura, capacidad y valores. Es una forma poderosa de crecimiento económico sostenible”, concluyó Gastron.

Con talento calificado, ubicación estratégica y una cultura laboral en transformación, América Latina tiene la posibilidad real de consolidarse como un hub global de tecnología. Pero para aprovechar al máximo esta ventana de oportunidad, será clave seguir invirtiendo en educación especializada, conectividad digital e infraestructura que permita escalar este nuevo motor de desarrollo.

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